ALTERNATIVAS: LA EXPRESIÓN ARTÍSTICA.
Hace un par de semanas asistí a una especie de vermissage (= cuadros + aperitivo) de un antiguo amigo mío, Ramón Fanés. Ramón es todo un personaje. Desde joven se diferenció de los demás por su originalidad, excentricidad y ciertas dosis de gamberrismo inocente.
Eso no es un insulto, sino un cumplido. Ramón ha sabido encontrar su sitio en el mundo. Eso tiene un gran mérito, especialmente porque te permite ser feliz, objetivo vital a pesar de que muchas creencias, especialmente religiosas, nos digan que hemos venido a sufrir. Es cierto que sufrimos pero pensar que ese es nuestro objetivo en la vida me parece, insultante, ofensivo y tóxico , más que los activos que Mesías Obama pagará a la banca con un préstamo apalancado encubierto a cargo de los ciudadanos estadounidenses (que lo ignoran). Pero eso es otro asunto, objeto de otro post.
Yo no puedo opinar sobre las habilidades de Ramón como pintor, sobre su dominio sobre la técnica. Ni lo pretendo ni me interesa. Pero Ramón hace arte.
¿Y qué es el arte? En un desayuno tardío tertuliano con un amigo y al que se ha añadido fugazmente el alcalde de L.A (L’Ametlla del Vallès, no los Ángeles) ha salido esta cuestión en relación con una exposición en la sala municipal. Para mi arte es la expresión del espíritu. Cualquier forma de expresión. El científico que diseña un modelo nuevo que predice la tasa de delincuencia en una sociedad o crea una teoría sobre el origen del universo, el jugador de fútbol que hace una jugada genial, el músico que interpreta y/o recrea una pieza musical, el bailarín, el pintor, el profesor que transmite conocimiento y curiosidad al alumno, el poeta, el actor, el grafitista , el cocinero de restaurante de lujo o el amo(a) de casa que cocina aquella receta ancestral con su matiz personal, el cuidador de ancianos, en la medida en que expresan su ser interior, hacen arte.
Algunas formas de arte son reconocidas y pagadas. El pintor especialista en, por ejemplo, marinas, quizás no sea un artista sino un buen pintor, porque probablemente no pone su espíritu en lo que hace. Me cuesta creen que pintar 4 marinas en una tarde exprese mucho espíritu. Le mueve lo que va a ganar no lo que tiene dentro.
Una cosa es la “percepción de la obra del “artista”” y su valoración como “me gusta “ , “no me gusta”, otra es la dificultad técnica de la creación o ejecución y otra es la expresión del espíritu del artista.
Existen creaciones muy complejas técnicamente pero que no expresan el ser interior, otras muy simples que tienen un gran espíritu y otras que además se cotizan mucho porque algún prescriptor-influenciador- creador de estados de opinión dice que vale la pena y consigue arrastrar a los posibles compradores, habitualmente más interesados en el valor económico y futura rentabilidad o en alardear de su buen gusto o bolsillo. Eso también es una forma de arte, como lo es la manipulación política, con un discurso falso pero convincente que expresa lo que siente el político.
Ramón es un gran artista porque expresa lo que siente en todo lo que hace y eso se nota en su pintura, en las caras de sus personajes, en las expresiones, en los tonos y colores. Me gustó especialmente el cuadro de la Casa de la Conchita (una escena de burdel con toques cubistas o al menos a mí me lo pareció), la partida de ajedrez con el derrotado implorante y el vencedor arrogante o el mosaico del coro musical. Los personajes son caricaturas porque Ramón ve así el mundo. Ramón se interpreta a sí mismo y se incluye como caricatura. Eso merece un aplauso.
En este mundo absurdo (utilizando la expresión de otro gran artista, Luis Eduardo Aute), se debe potenciar el ocio y la cultura frente al vicio. Mi enhorabuena a la honestidad consigo mismo de Ramón, el adolescente que ha madurado hacia su auténtico yo a diferencia de muchos postadolescentes cincuentones.